Co-oportunidad

La mayor iniciativa ecociudadana de Europa no es un macroproyecto de millones de euros dirigido desde las altas instancias de algún organismo europeo. Es una iniciativa que pusieron en marcha unos chicos de la playa en 1984, y que ha ganado escala desde la sabiduría de “dejar ir” el control para que otros puedan también tomar la iniciativa. Lo que no han dejado ir es su pasión para que quien quiera, pueda actuar sobre lo que más quieren, el mar, con los medios adecuados y unos valores (forma de relacionarse) comunes. El programa se conoce como iniciativas oceánicas , y el grupo de surferos que lo puso en marcha es hoy la Surfrider Foundation . En 2011 tienen previsto involucrar a 100.000 voluntarios -y es sólo el comienzo, si atendemos a su plan estratégico, accesible online. La clave de este éxito ha sido el papel de líder-host (ver entradas anteriores)que juegan tanto la Surfrider Foundation , como cada uno de los surfers que participan. Los primeros, creando la tecnologí

Podemos pensar que estamos afectados por fuerzas de entorno que no controlamos, configurando una realidad externa de la que somos víctimas. O podemos adentrarnos en un nivel consciente más profundo desde el que vernos como parte -actores- del sistema. La realidad es que todo ser humano participa en el proceso de co-crear las complejas redes sociales en las que vive y se involucra. Lo hace constantemente: pensando, dialogando, organizando y conectando. Pero en general, nuestra limitada capacidad de percibir nos lleva a desarrollar comportamientos reactivos, contrarios a lo que nos gustaría construir. Hemos creado así individuos, organizaciones y sistemas fallidos. Probablemente el reto de nuestro tiempo es movernos del primer estado, individualista "I-in-me", es decir, un mero consumidor que exige derechos, a ese otro estado de presencia consciente, de ciudadanía activa y responsable, "I-in-now" (mis actuaciones, aquí ya hora, afectan al sistema del que formo p

Si nos dejamos guiar por nuestros viejos marcos de pensamiento, encontramos escasas visiones de futuro ilusionantes. Volvemos la mirada al pasado, y creemos encontrar soluciones: prolongar la agonía de un modelo de bienestar en retroceso("nuestros hijos no serán tan felices" es una afirmación tristísima y una visión de futuro que me niego a aceptar), o volver al capitalismo liberal, a la concentración de poder...(elija el lector la época pasada que sea más de su agrado). Opino que los nuevos factores culturales y tecnológicos inciden de modo tan decisivo sobre la innovación, la colaboración y coordinación del sistema social y económico, que harán cualquiera de las opciones involutivas inviables. El cambio emergente es imparable, y como sucedió en sus respectivos momentos históricos, requerirá de nuevas infraestructuras sociales. Si atendemos a Otto Scharmer del MIT-Presencing Institute , es necesario una nueva infraestructura social, que disponga de instrumentos para

Estamos en plena crisis de sostenibilidad del modelo de bienestar occidental, pero también -y mucho más importante- en una crisis global: ecológica, alimentaria, de distribución de riqueza. También en una crisis de propósito y valores individuales. Y una crisis de las comunidades, desplazadas por el individualismo, alejando a la persona de su naturaleza social e impidiendo activar los resortes del cambio. Ante un panorama así, muchos claman por líderes. Pero no hay héroe capaz de resolver estos problemas complejos: " its time for heroes to go home ", dice Margaret Wheatley. Lo que desde la perspectiva del marco mental "mecanicista-dualista"en el que nos hemos movido en los últimos siglos parece un laberinto irresoluble, abre sin embargo un camino ilusionante. Hay un nuevo mundo que está intentando nacer. Lo vemos en cada instante. Dice Kevin Roberts, CEO de Saatchi&Saatchi sobre su organización: "we´ve already moved from management to leadership, and we